domingo, 10 de abril de 2011

Craving.

Dentro del mundo de las adicciones y abusos de sustancias, está la rehabilitación, a veces es sencilla, cuando el patrón no es de dependencia, si no de abuso, pero a veces es jodidamente difícil, sobretodo si estás intentando llevarla tu solo y por libre.
En mi caso, ya había comentado que pasé 3 meses en desintoxicación de alcohol y de pastillas para dormir y tranquilizantes (benzodiacepinas como el diazepam), y al principio me resultó increiblemente difícil, por qué? sencillamente por que no creía que lo mío fuera algo que mereciera la pena ni siquiera mencionar, me repetía que no era una borracha, ni una alcohólica, y menos una drogadicta!!, así que los ejemplos y terapias que nos daban los psicólogos era poco menos que excesiva para mí.
Poco a poco comencé a darme cuenta de que esto no me cuadraba, yo bebía con moderación cuando estaba acompañada, un par de copas con una buena cena, etc, pero el problema era cuando estaba sola, entonces me entraba todo el pánico y la ansiedad de sentirme precisamente sola, pensando que nadie podía quererme estando así, y que tarde o temprano me quedaría sola porque nadie iba a querer estar con una "loca", y a esto, agregué el pánico a no dormir, me tomaba una pastilla, luego otra, después otras 2, o 3, recuerdo noches de tomarme 8 valiums sin conseguir dormir, así que para que el efecto fuera mayor, empecé a tomarlos con alcohol, y entonces la cosa se torcía, porque, aunque me daba más sueño, tomaba medicamentos con efectos alucinógenos, que con el alcohol se potenciaban y terminaba pegada a algún rincón, cortándome o golpeándome contra la pared para intentar despertar de un sueño inexistente.
Poco a poco fuí aceptando mi patrón de abuso, cada vez más frecuentemente me sentía reflejada en los ejemplos, o los personajes de la cineterapia, y recuerdo claramente dos momentos de inflexión, el primero, fue que en una película ví cómo una chica normalita se convertía en una exasperante bomba de energía, bailando y saltando en la cama, y me sentí altamente reflejada en los momentos de euforia de la borrachera, y el segundo, fue cuando viendo otra película, uno de los protagonistas cogió una copa de vino... y sentí asco de recordar el sabor de lo que había bebido cuando intenté matarme.
Terminé la terapia, cumplí los 6 meses de abstinencia y hasta ahora llevaba un patrón sin abuso, sobretodo, me cuidaba de las etapas de malestar, que fue evitándolas como empecé a beber sin control.  En la terapia te hablan del CRAVING, es el deseo muy fuerte, casi casi inevitable, de consumir una sustancia, ya sea de la que nos estamos desintoxicando, o de otra, que sustituye a la primera.  Esto último es muy común, dejamos una sustancia y cogemos otra, muchos de mis compañeros dejaron el alcohol pero fumaban muchísimo, o tenían historiales de ir pasando de una sustancia a otra.
Pues bien, ayer entré en pánico, aclaro, no fué un ataque de pánico, simplemente me quedé paralizada de miedo, estaba sola en casa, y sentía que no tenía nada que hacer, empecé a darme cuenta de que nadie me llamaba para salir o hacer algo, cuando normalmente, cuando está mi pareja no nos dejan ni a sol ni a sombra, y luego leí un mensaje de él, contándome lo fantástico que se lo está pasando en el viaje... y ahí me desbordé.  Entré en pánico... estaba sola!!, mis amigos pasaban de mí!! no será que quedan para estar con mi novio y no conmigo?? porque es muy raro que solo me hablen cuando está él, y después comencé a pensar que mi chico, si se lo estaba pasando tan bien lejos y sin mi, probablemente no volviera a mi lado, o que al volver me dejaría, total... entré en un miedo totalmente irracional a quedarme sola, comencé a encontrarme realmente mal, y no había habilidad que me sacara de ahí, no hiperventilé ni tuve crisis de ansiedad afortunadamente, no quería cortarme, pero cometí otro error.  Bajé a la tienda de enfrente y me compré una botella de vino blanco.
Inicialmente me iba a poner a prueba e intentar beber solo una copa... seguía mal, y me bebí otra,  otra, y me terminé la botella, lo peor de todo, es que no me sentía como antes, no sentía que se me hubiera subido, pero igualmente, me di cuenta de lo cerca que estaba de tropezar con la misma piedra.
Ayer bebí... sí... y no pienso decirlo en mi próxima visita por que no quiero volver a ingresar, sé que está mal, pero no quiero volver a lo mismo, tampoco se lo diré a mi chico, porque es capaz de no volver a irse a ningún lado, o de realmente enfadarse, pero tampoco estoy dispuesta a volver al inicio de el que tanto trabajo me ha costado avanzar.
Esta vez no lo diré, pero tengo ampliamente asumido que si se vuelve a repetir, lo haré, no voy a jugarme nada en un juego donde llevo todas las de perder.

3 comentarios:

  1. Vale... te entiendo, pasé por lo mismo. PERO NO MAS! Ya sabes que si la compras pasa lo que pasa, llama a alguien en cuanto tengas la tentanción, antes, no después. Seguro que ya sabes reconocer el momento en que algo comienza a ir mal tu ya te conoces un montón, pues comienza a actuar ahí. Ese es el truco :) Yo con los años ya lo controlo y es una forma mecánica ya de actuar y no me cuesta nada, ni lo pienso. En cuanto algo no va bien, zas, no me dejo llevar, sino que ya lo corto y lo cambio. Al principio cuesta luchar contra eso, pero es como un entrenamiento, vas sumando marcas luego es sencillo.

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  2. Vivian, me gustaría pedirte algo (no relacionado con el blog), pero en tu perfil no consta tu correo electrónico.
    Puedes borrar este comentario cuando lo leas.

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  3. Hola Belkis, puedes escribirme a mividaborderline@gmail.com.

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